Prometo no dejarme engañar por las florecitas abiertas en tu balcón nunca más, y no sentirme desgarrada por mi necesidad de ser buena niña, de estar llena de sentimientos puros y de eructar arcoiris.
Prometo dejar abiertas las puertas por las que salen los perros enfurecidos a desgarrar pantorrillas indefensas por las noches. Prometo pintarme de nuevo los ojos de negro, y encasquetarme la falda de loba. Prometo que no me dejaré engañar más por la idea de que soy sólo una, grande, libre y plena.
Las hormigas me corren bajo la piel como si se hubieran despertado todos los sentimientos reprimidos, y aparto con un movimiento involuntario de la cabeza el recuerdo de lo mala puta que puedo ser cuando me descuido.
Grande
ResponderEliminarPorque te amo que si no...
EliminarMe has atrapado y he tenido que releerlo. Me gusta. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy honrada por su comentario, Alfredo. Gracias por leer.
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