En una ocasión logré que Jesús Nuestro Salvador volviera a la vida con la simple mención de su nombre. Secreto. Sustento el poder de ver a través de las paredes y de recuperarme de las borracheras rápidamente, como Lobezno. En apenas en dos o tres meses.
Te escudas en la imagen del perdedor esforzado. Creo que se te ha olvidado, las palabras son poder y los pensamientos materia. Al final, de tanto fingir ser pequeño y dedicado te has dedicado a perderte hasta desaparecer, y yo ya me empiezo a aburrir de husmear tu rastro de caracol entre las telas de araña, allá a lo lejos. No seas burro, si persistes en tu empeño de no ser nadie para algún día ser, mencionaré tu nombre también.
No somos nadie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario