sábado, 24 de agosto de 2013

No me gusta chupar TU polla



Te crees que ser provocador es un negocio. Que basta con mencionar una botella de vino y una buena corrida de lefa sobre una espalda caliente. Mientras leías a Bukowski en la soledad de tu habitación vacía, las paredes forradas con las fotografías de todas las actrices porno que jamás podrás poseer. Porque ellas no quieren. Mientras buscabas similitudes entre tu triste borrachera de vodka y cerveza en las fiestas de Septiembre, entre tu casi coma etílico y la vida desgarrada del alcohólico irredento, y te acabaste convenciendo de que, al fin y al cabo, ¿no eran lo mismo? Tus desgracias y las suyas, tu sentido del feísmo y una vida fea y corrompida hasta la médula abrazada con fervor hasta morir.

Los que duermen en la calle, los que guardan sus palabras, porque saben que sus palabras tienen el poder de matar, los que no tienen más que dolor y aún así siguen viviendo, los que han pasado por lo que tú sueñas, manipulas, hermoseas y disfrazas de aventuras, lo que utilizas como piezas de intercambio por favores como un juego, ¿crees que no pueden reconocer tu mentira?

¿Crees de verdad que es un juego? ¿Que se puede hacer dinero fingiendo ser un monstruo redimido por el poder del todo poderoso "talento"? Enfrentados a esa prueba, los seres humanos no sacan, precisamente, lo mejor de ellos mismos.

No puedo evitar sentir rabia. No porque te inventes un papel en el que finges ser lo que sabes que nunca superarías ser, en el que finges bajar a las catacumbas, y salir dolorido, sí, pero también indemne. Si no porque los que te leen, los que te felicitan por haber encontrado las palabras justas para describir lo indescriptible, los que te dan palmaditas en el hombro y se congratulan de pertenecer a tu círculo íntimo no podrían soportar jamás tener a un Bukowski cerca. En la mierda inmensa no hay nada bello.

No todos jugamos tu juego.


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