viernes, 30 de agosto de 2013

Catadura Moral

La encantaba internet. Cuando descubrió los grupos de noticias, con sus seres picajosos que saltaban a la mínima, un nuevo mundo de posibilidades sadomasoquistas se abrió ante sus ojos. Fueron muchos años de entretenimiento vital; al fin y al cabo, no importa lo difícil que haya sido tu día, lo complicadas de tus relaciones personales, si es que existían, el cabrón de tu jefe, tus pocas herramientas de felicidad y de supervivencia social y psicológica, en internet siempre aparece una persona con una opinión diferente, con un diferente estilo de vida, con una manera de ver las cosas que se te antoja ridícula, delirante... ofensiva, a la que machacar, a la que demostrar que la odias, con la que desahogar toda la mierda que acumulas. La divertía ver como, en la inmensidad del "anonimato internetero" -que nunca es tal- cualquiera podía perder el control y las formas, la delgada cáscara de huevo de la socialización de instituto de barrio y enseñar los dientes; el equivalente de sacar el bate de béisbol a las tres de la mañana y reventar la cabeza de tu parienta contra las paredes de la cocina con la excusa de que el camisón que lleva es demasiado transparente, y todo porque tu jefe se ríe de ti porque tu jefe es un inútil, y tú lo sabes, y él sabe que lo sabes y que tú eres mejor para su puesto, pero él sigue siendo tu jefe y tú te jodes. Y luego intentar suicidarte y, encima, no lograrlo. Quién es ahora el inútil. Y todo esto hacerlo en público, en un foro, y quedar como un imbécil mamarracho.


Con el tiempo, la provocación y la capacidad subversiva dejó de ser interesante. No por que decayera la capacidad infinita de entretenimiento de ver de que espeluznante manera son los que continuamente tienen una palabra de queja contra el sistema, los de ideas más liberales, los que defienden la libertad global a capa y espada los que SIEMPRE que violan las libertades ajenas de la manera más rastrera, cuando la libertad del otro les toca de pleno en su propia moral. No, sino porque se dio cuenta de que, detrás de esa actitud tan divertida en la vida  virtual, estaban todos los putos problemas sociales que hacen que la mierda de país en el que nos ha tocado la china de vivir vaya como va. Se acabó la diversión.


Es intrínseco a la naturaleza humana el confundir ideas con personas, opiniones con personalidades, inseguridades propias con ofensas ajenas. Los seres humanos, el ente -el divergente, el que da mucha risa a la gente- eligen sus amistades, sus parejas, a los miembros de su familia, no por su bondad, su inteligencia real y emocional, su capacidad de aportar ideas constructivas, por su capacidad asertiva, por su saber estar y hacer, porque sean capaces de decirles las verdades, porque sepan plantarse cuando es necesario y decir no, sino porque les doren la píldora. Es lo que hay, apiguitos. Y quien no lo haga, quien difiera, quien tenga una opción diferente, quien se enfrente, quien quiera hacer las cosas de otra manera, y se defienda, es un ser eliminable. 


Sobre todo si es mujer.


Y esto, el ser mujer, es un tema que siempre sacará a la palestra el que se siente tan ofendido por tus opiniones que acaricia el consabido bate de béisbol en la noche de la red. No hay nada más que hacer. No hay intercambio de opiniones, diálogo, aprendizaje, negociación que hacer. Si tú me dices que mis ideas apestan, yo te digo que  no vales una mierda, que te odio, que toda tu vida es un sinsentido, y que pienso dedicar mi existencia entera a hacer de la tuya un lugar algo menos apetecible. Mira, como hace mi jefe conmigo. Así que ya lo sabéis, si queréis cambiar algo, si queréis triunfar en algo, si queréis mejorar el mundo, la única opción posible es ir a la chita callando. No opinar en voz alta, chupar culos, lamer tetas, ir con la corriente que defina el resto de la gente, y destruir por detrás. Vamos, lo que se lleva haciendo en España (coño) desde que murió el Cid. 


Sobre todo si eres mujer. Al fin y al cabo, es lo que se supone que mejor sabemos hacer.



2 comentarios:

  1. Lo de ser mujer... se ponen aún más fáciles las respuestas insulto, hay una batería preprogramada en el subconsciente colectivo...

    Y es verdad que en la red no hay más que lo que hay en la calle, o en los bares, o en el curro...

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    1. Lo tremendo es que el tipo en cuestión sea "aplaudido" en los cibulitos literarios por su discurso "rompedor y subversivo". Así ha dado la vuelta esto, apiga. El machismo es artístico.

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