jueves, 31 de marzo de 2011

Take a Bottle, drink it down, pass it around

 
Primero intenta escuchar a 
Victoria Williams. Luego lee. Si eso.




El misterio de la escritura no es otro que robar despiadadamente ideas y frases brillantes a otros...y absorberlas en tu propio acervo hasta que sean irreconocibles. Yo tengo otra teoría vital. Para que molestarse. Si es que está todo escrito, K. bonita. Rindamos, pues, pleitesia a nuestros mayores. Y chimpún.





Así que, a parte de querer hacer tuyos estos ojitos de loba, estos ojos húmedos de alcoba, de yonki rockera adicta al jamaro, tirada y arrastrada que tan bien me quedan ( si obviamos las curvas que me adornan, que hace mil años que dejé de ser yonki  y de asustar viejas burguesas durmiendo en sus portales, y que nunca me ha gustado el jamaro lo más  mínimo), estos ojitos que me coloco in the morning como parte del proceso vital de formar parte de un algo ( ¡lo que sea!), de este club con un solo miembro que me he ido inventado, por descarte selectivo del resto de los seres humanos del planeta; si quitamos, en definitiva y resumiendo por terminar con estos insufribles apartes, y como te decía: ¿ Quién cojones querría ser yo misma?


Alguien a quien la crisis de los 40 no le deje ver el bosque. Bienvenida. Ha sido niña.


Podría, si quieres y te apetece, enumerarte los árboles: Llamarles por los nombres que les son propios a cada uno de ellos, pues todos tienen el suyo. Ir, pues, uno por uno, y hacer un alto especial, tal vez, en los tocones muertos. Acariciar sus cortezas, dando pataditas suaves y tontas a las  raices que asoman por la tierra. Y si me proporcionas suficiente Emilio Moro ( porque, claro, este viaje lo pagas tú) tal vez pueda sumergirme lo suficiente en la vida bajo el agua como para señalarte cada una de sus hojas, de sus brotes, de sus heridas resinosas, recordar donde estaban en un tiempo las ramas desaparecidas...

Será una visión, parcial tal vez, y no demasiado lúcida. Pero lo suficientemente intensa, llenita de los arquetipos misteriosos y excitantes del la vida Bukowki y rockera, con suficiente lirismo, algo de sexo guarro y un poquito humillante, reveses trágicos inesperados, dolor (ñamñam) y un toque de comedia, como para dejarte asombrada. Y querer más. La puta vida encantada que de encantadora no tiene nada.

Luego, cuando me cansé, pondremos un épico chimpún al viaje. Porque detrás de todas las historias realmente buenas ( si pudieras mirar, ¡de verdad de la buena!, en la trastienda donde se cuece el lirismo y se tejen las patitas de araña) hay exactamente lo mismo que detrás de la vida malgastada de tu frutera. O de tu panadera.


Nada.


Al fin y al cabo, lo sentimos, nunca fuimos buenos para los finales felices.


Y después podemos ir a tatuarnos un Be Sound! bien grande en la frente.
O un chimpún, lo que se tercie.


¿ Hace? 



6 comentarios:

  1. Pues no sé si hace, porque ahora mismo lo único que estoy en condiciones de decir es que sigo teniendo miedo de los sótanos donde se cuece la lírica, igual que siempre lo tuve. Porque hay cosas que no cambian, pasen los años que pasen y la mierda que pase, y sé que de mucho me arrepentiré, de muchos noes que en su momento creí a tiempo. Da igual. Es lo que hay.

    Gracias :)

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  2. A mí me parece sublime esta entrada, eh?... Brutal.
    Estoy rodeada de papel de fumar. Transparente además.

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  3. Lo decía por las emociones, pero vamos que a lo de las ganas de follar también me apunto, que se me ha olvidado decírtelo

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  4. Como pasa con el plutonio, by the way, si tú y yo nos encontráramos ahora mismo, formaríamos masa crítica y explotaríamos.

    Me gusta que comentes una entrada en otra y que lo mezcles todo :)


    Ahora, que llames a algo que yo hago sublime y brutal.Eso no te lo perdono ;)

    K: Lo que está bien para ti, está, necesariamente, bien para mi :)

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  5. Un mes y pico después, vuelvo a esta entrada, me gusta si cabe más que entonces (y lo que te rondaré). La guardo en una carpeta especial de favoritos que se llama "Cosas que no quiero perder".

    No sé si me explico.

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