domingo, 23 de enero de 2011

La sibilina búsqueda de la perfección

¿Es en la adolescencia dónde se hacen las heridas gordotas, no? Esas que van a gotear su mejunje pegajoso sobre toda nuestra existencia hasta dejarlo todo bien pringado de bilis, y de fluidos y de secreciones que tapamos y evitamos que vean la luz de sol y nuestros propios ojos. Pero ahí están, purulentas y fétidas como el culo de un mandril.


Es curioso como van a ser las heridas gordotas  las que van a marcar nuestros gustos y nuestros pesares a lo largo toda nuestra vida, más allá de los planes de futuro, de nuestra composición cultural y de la imagen deformada y parcheada que tenemos de nosotros mismos. El monstruo tricéfalo y frankensteiniano disfrazado de satén blanco y oliendo a agua de azahar no es más que un seudoniño angustiado. Y más allá de meterla en caliente, de morrear a María, de tocar tetas; más allá de las fantasías de poder y libertad, de los sueños de venganza y de triunfo, mucho más allá  y por encima, late, como un corazoncito espinado, la necesidad urgente de ser entendido.

Eso es todo. Ser entendido, a lo ancho, por otro human being. Ouh, yeah.

Conectar, latir, sentir. Entender con palabras y, más tarde, aún sin ellas. Compartir. Vivir sin soledad, por nunca jamás. 

Es curioso.

La adolescencia.

La cándida adolescencia.

Luego, claro, te vas haciendo mayor. Pero no es de repente, no, es sólo que tú te das cuenta de un salto. El que va del asfalto encharcado de este lado a la acera confortable y segura de El Otro. Plas. El dolor de las rodillas será nuevo, sí, pero el entumecimiento que sientes por dentro viene, a la chita callando, de más lejos. Al fin y al cabo, eso es todo lo que ser adulto y convertirse en tal deviene: Que el cuerpo y su tacto externo e interno pase a ser el Sentimiento más sentido, mientras las necesidades y angustias del alma, de amordazadas, se pierdan y se olviden. Vas dejando querer ser entendido mientras, a tu alrededor y como otra puta broma  del destino, parece que cada vez hay más gente empeñada en CONOCERTE. En saber lo que hay dentro y que se cuece. Al fin y al cabo, Ellos también lo han notado. Que te importan una mierda, me refiero. Y no hay  bombilla que atraiga más  polillas.

Y en esas estamos, cuando ya has decidido por sencillo pragmatismo diario y sabiduría empírica ( más que por rencor al universo o por miedo) quedarte a tus cosas más cerrado que una lapa en el mercado, cada cual a lo suyo señores míos, cuando de repente y sin venir a cuento parece que eres un libro abierto para la humanidad y la humanidad la pitonisa Lola, que puede entender y conocer, saber de tus asuntos y tus cosas a su gusto y conveniencia. Todos saben de todos y todos hacen y deshacen a su gusto...en la vida del prójimo claro está. Que para la suya propia ya no parecen tan listos ni habilidosos. Y así estamos todos, desconcertados en un mar de magos  y adivinos, flipando pepinillos con la injusticia poética del mundo, que basta dejar de querer una cosa, para tener, de repente, dos platos de arroz, Catalina.

Y, cuando por fin has alcanzado un cierto grado de claridad mental que te permite no dejarte fustigar todo el puto día por la vocecita gritona y migrañosa del Super Yo cabreado y  exigente, ahora son los demás, los que te rodean, los que buscan para ti la sibilina perfección que alguien tan dotado y talentoso como tú se merece.


Porque te conocen. Ouh, yeah. Coño, que habilidad para leer entre líneas.


Grabado de Nicolás Releves: El Prepotente

13 comentarios:

  1. Estoy muy cabreada. Probablemente no tiene nada que ver con la entrada, pero tenía que decirlo. Contigo no. Solo he decidido instalarme en tu casa para decirlo y soltar un poco de bilis.

    La gente cree que te conoce, que conoce a los otros. Ya.

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  2. La gente es la olla, pero con p. Ya lo sabes.

    Lo que me duele es constatar que el problema lo tengo/tenía yo.

    A mi me gustas tan cual, lo poco o mucho que veo o percibo o dejas entrever. Dime ahora, ¿de verdad eso no cuenta?

    Al menos "eso" no cuenta "más?

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  3. Supongo que sí cuenta, aunque en estos momentos me siento como una mierda, pero no me quiero ir a la cama llorando, no me apetece llorar más.

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  4. Muy mal.

    Es que hay que llorar. Mucho. Y, luego, cabrearte por llorar. Y, luego, saber dirigir bien ese cabreo y contra quien.

    Luego te tomas una cerveza y te duermes. Y mañana se han pasado las lágrimas, sí, pero el cabreo no,y ese cabreo vale su peso en oro :)

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  5. Pschhh... literatura my love. No me refiero a "tu fondo", que me obnubila siempre como escribes, sino al resultado.
    ELLA ES MI IDOLA Y LA QUE SABE

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  6. Pues sí. El resultado, me refiero.

    Quiero una foto tuya en biquini. Tamaño póster.

    También quiero escribir en colorines, como tú. Ya estás rajando.

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  7. Yo no te conozco, y sé que no puedo conocerte más allá de lo que escribes aquí. Pero lo que veo de ti me explica también a mí mismo. Porque lo que pasa es que nuestra identidad pasa necesariamente por los Otros, que son el marco de referencia de nuestra vida. Y, desde luego, parece muy difícil ser algo prescindiendo de la mirada ajena para la que efectivamente somos. Sobretodo en algunas cuestiones que sólo significan lo que socialmente significan (estoy triste, soy guapo, soy de Madrid, lloro cuando escucho The River…). Somos “algo” en relación a la delimitación de los otros “algo”. Por eso los Otros creen conocernos, porque nuestra delimitación es su definición, su Yo. Y para aislarnos de los Otros, también necesitamos a los Otros.

    Es un poco complicado, ni si quiera yo sé si me entiendo bien. Con un burbon delante me sale mejor explicarme :)

    Besos.

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  8. El contacto con la sociedad es lo que nos define como seres humanos. Esa es una verdad universal...pero. El ser humano es poliédrico, nos guste o no, y no podemos pretender (como hacemos, cada vez más) simplificar a los demás, deshumanizarlos, creer entendernos al relfejarnos, olvidarnos de sus vivencias y anhelos personales, construirnos una realidad ajena en 2D.

    Y si lo hacemos, peor para nosotros, porque nos empobrece y nos aliena. En cualquier caso deberíamos gusrdarnos este tipo de imbecilidades para nosotros mismos. Si convertir al otro en una sinopsis de nuestros propios fracasos y carencias nos hace sentir mejor, que menos que ocultarlo. Por pura vergüenza torera.

    De todas maneras es conveniente no olvidar, jamás, que la autodefinición es la base de la autopotenciación; así que, sí, soy Yo con los Demás pero sólo solo soy realmente yo...

    ¿Qué tal me he explicado? ;)
    Delante de un bourbon soy, incluso, mejor persona, no te digo más :)

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  9. Fiebre de la puñeta...que no había visto el vídeo jajaja. Tas muy tonta, tú ;)

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  10. Y en esas estamos, cuando ya has decidido por sencillo pragmatismo diario y sabiduría empírica ( más que por rencor al universo o por miedo) quedarte a tus cosas más cerrado que una lapa en el mercado, cada cual a lo suyo señores míos, cuando de repente y sin venir a cuento parece que eres un libro abierto para la humanidad y la humanidad la pitonisa Lola, que puede entender y conocer, saber de tus asuntos y tus cosas a su gusto y conveniencia. Todos saben de todos y todos hacen y deshacen a su gusto...en la vida del prójimo claro está. Que para la suya propia ya no parecen tan listos ni habilidosos. Y así estamos todos, desconcertados en un mar de magos y adivinos, flipando pepinillos con la injusticia poética del mundo, que basta dejar de querer una cosa, para tener, de repente, dos platos de arroz, Catalina.

    Joder que puta verdad!

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  11. Mú tonta querida. Lo sé, juas.

    Sólo intentaba decirte (a mi modo, que es más bien torpe) que lo importante es que te conozcas tú, y los "tercuzos" pueden acabar cobrando si se pasan contigo.

    Es aplicable a las parejas y a la sociedad en general que se ponga "melosa". La mayor parte de las veces en "sus intenciones sólo están las particiones...no me engañarás, ni p´a trás terco"

    ...No me digas que no mola...

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  12. Mola. Es que soy muy torpe, en serio.

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