lunes, 3 de mayo de 2010

De cuando era suave


Cálida y suave, húmeda y suave, y profunda. Te regalaba mi tiempo, sobre la mesa encerada, te tumbabas y yo te diseccionaba, afortunado, el cien por cien de mi mente, privilegiada, centrada en verte por dentro, mira que mono, el chimpancé amaestrado, abierto de patas y tripas, lo que sea necesario, para conocerte a ti mismo, como sea, menos mirarte al espejo, Dorian Gray, ¡pam!, podría desaparecer.

Mira que soy lista y que soy grande, y buena en todo lo que hago, y que soy guapa, hasta con ojeras negras y mil días sin dormir, con los parpados hinchados y los nudillos raspados, de frotar contra la mesa, eso da igual. Soy tan grande que me miras y me pierdo, voy creciendo, ya ocupo todo el horizonte, tu horizonte y sigo creciendo, da igual a donde mires, sólo estoy yo. Pasadopresenteyfuturo, allá donde mires mañana, yo habré estado, me habré comido tu comida, bebido toda el agua fresca, me habré tumbado sobre todas las camas suaves y habré descansado tus noches, habré soñado tus sueños, antes que tú. No encontrarás nada nada nuevo, nada que esté sin estrenar, lo habré disfrutado primero, digerido primero, cagado primero, follado primero. Lo habré escrito antes que tú.

Como si no me hubiera escupido bastante en las cuencas de los ojos, tu simple existencia en el mundo, ¿ahora quieres respirar? Bajo el agua, prueba a respirar bajo el agua, a vivir en lo profundo, como un mero. A rondar por los bancales de sardinas, a arrebatarle la cena a la morena. Prueba a vivir bajo el agua, a vivir lleno de agua, se te sale por los ojos, abres la boca y vomitas, agua salada marina, prueba a vivir bajo el agua. ¿ No lo hice yo?

Tengo la mesa vacía de nuevo, encerada y reluciente. Te da tanto miedo tumbarte que no te deja dormir, pero da igual, porque no puedes subir, pobrecito, has perdido tu oportunidad de convertirte en persona. De saber lo que se esconde dentro del saco podrido que enfundas en los tejanos, por la mañana, y haces pasar por cuerpo, para nada. Desde aquí se huele el tufo.

Cuando me aburro, me descalzo en la playa, los deditos de los pies rematados de azulón y me sumerjo en el agua, hola pececitos míos. Yo respiro, he aprendido, me sumerjo hasta el fondo y me siento en la arena, cierro los ojos, los tiburones me hablan, me cuentan historias nuevas que inventan sólo para mi. De como los monitos tontos creen que pueden nadar por el fondo, me siguen hasta la orilla y se ahogan, un ejército de percebes les van comiendo la carne, les sacan el jugo a fondo, hasta que los monitos tontos enseñan la calavera. La calavera fea, esa que sólo conozco yo.

La forense de monitos. 

2 comentarios:

  1. Para serte sincera tus letras epatan, aunque no he entendido un huevo. Bueno, he entendido lo que me ha dado la gana.
    Y es que estoy harta de ser forense...y pienso tumbarme a que me diseccionen a mi, aunque sea una temporada y me aburra. Aun con las tripas esparramadas en una camilla, es menos cansado que estar siempre atenta a hacer un trabajo de precisión.

    Lo dicho...hasta los huevos.

    ResponderEliminar
  2. Me meo contigo:D
    Has entendido lo que te ha dado la gana, pues bien, entonces has entendido. ¿ Quién soy yo para decir de que va esto? Además tú lo has dicho, estoy como una chota, palabreo por la boca y por el culo...ni que intentara hacer literatura!

    ResponderEliminar