sábado, 30 de enero de 2010

Ansia

 
Llevo viviendo tantos cambios en estos tres últimos años que en ocasiones, cuando me miro en fotografías pasadas, no me reconozco. O más bien, sólo me reconozco en las fotografías nuevas, cuando me miro al espejo ha desaparecido esa conocida sensación de no saber bien quien era la despelujada legañosa que me devolvía los ojos asustados desde la luna empañada. Me reconozco, soy y siento como se supone que debería y me angustia la sensación de haber estado 35 años en el mundo sin ser realmente yo. Es complicado de explicar. Todas las reacciones que me cabían esperar de mi misma han cambiado y, sin embargo, ahora me resultan más lógicas, más normales y a la vez desconocidas. Descuelgo la ropa de mi armario y al vestirme me queda como siempre debió hacerlo y nunca conseguía, las personas con las que trato han dejado de tener secretos para mi, si alguna vez tuvieron, y tengo claras a diario cosas que me desazonaban durante días enteros.
Quién quiero en mi vida, para qué, cómo, qué ocurrirá más allá de lo que no puedo alcanzar a ver.
Sigues siendo una cabezota importante y, a tu generosa manera, egoísta.  Te añoro y quiero que vuelvas, pero a mi vida plena. Te espero y mientras espero me sonrío. Y si siento ansia de tenerte es más porque a estas alturas ya he aprendido que nunca jamás se tiene a nadie. Yo me doy porque ya sólo tengo amor para dar y tomar. Y lo demás se verá...

Una entrada aburrida.





6 comentarios:

  1. Pues a mí, aburrida, no me parece.

    Llego aquí desde el blog de Fiebre.

    Y la verdad, me gusta cómo plasmas esos sentimientos, esos cambios y vaivenes que todos notamos y que frecuentemente no somos capaces de explicarnos ni a nosotros mismos frente al espejo del baño.

    Me seguiré pasando por aquí, con tu permiso...

    ResponderEliminar
  2. Hola Bérnicus, bienvenido otra vez, desmemoriado :D,
    gracias por tu comentario.

    ResponderEliminar
  3. Maeve,la vida es un cambio constante, un vaiven en el que intentamos posicionarnos de la mejor manera, muchos días crecemos, otros vamos como hacia atrás, al parecer, así debe de ser. Me alegro de que te veas bien, sin legañas, sin miedos.
    No te centres en el pasado, siempre hemos sido nosotros/as, las circunstancias son las que cambian.

    ResponderEliminar
  4. Nov
    ¿Qué pasaría si, en vez de las circustancias, fueras realmente tú la que cambiaras? No por decisión propia, no por algo acaecido. Imagina por un momento que, durante un periodo de tiempo más o menos prolongado, te metamorfosearas, con todos los dolores e inseguridades de un parto, en otra persona, que es TÚ, pero ya no es la TÚ que tú conoces...
    Y esa metamorfosis fuera irreversible...

    ResponderEliminar
  5. Pues me cuesta un poco empatizar con la situación. Cuando yo he cambiado a mejor lo he considerado un logro positivo en mi haber, cuando he cambiado a peor,o he sido tan inconsciente que no he querido pensar en nada y me he dejado llevar por la pendiente, o he procurado modificar una conducta que no me ha resultado satisfactoria para mi modo de vida. Siempre influenciada, ambas dos conductas, tanto por las circunstancias como por las relaciones del momento.

    Lo otro que comentas, es que no me ha pasado nunca, al menos no soy ahora mismo consciente. Pero creo que no me gustaría. Si es este el estado en que te encuentras o te has encontrado, espero que consigas ser de nuevo dueña de ti misma y consigas una feliz estabilidad. Un abrazo Maeve.

    ResponderEliminar