viernes, 7 de mayo de 2010

Sidharta Gautama

Esta sentado al pie de una colina verde y fresca, a la que se acercan los solitarios, los desesperanzados, los  deprimidos, los sensibles con el corazón de piedra, los angustiados, los que no conocen el amor. Él extiende su manos grandes y les apacigua con sus caricias, les alimenta con sus consejos sobre la vida y el amor, les entrenece con sus gestos dulces. El día transcurre y el sol tibio les calienta, mientras oyen en su voz palabras de calma y de paz: Palabras sabias sobre cómo vivir y cómo amar. Algunos preguntan como conseguir pareja, otros quieren ser creativos, algunos están exhaustos de la vida y le piden saber qué hay más allá.

Él tiene consejos para todos y a todos ilumina y  alienta, su voz les parece bella, sus ideas las más juiciosas que han oído jamás. A veces, cuando recuerda como él y sus discípulos son perseguidos, su voz suena triste, pero sigue siendo serena. A todos perdona, a todos sacia, a todos acoge. Él es el más sabio.

Al caer la tarde muchos se retiran y es entonces cuando, los elegidos, escucharán el discurso más seductor, los consejos más dulces, el aliento más mágico. Finalmente Él se levanta y da las buenas noches. Algunos se quedarán la madrugada en la colina, para ser los primeros en disfrutar de su presencia al despertar.

Él se aleja y entra en su guarida, se desprende de la faja que contiene su barriga, deja el hábito en la silla y frota con una toalla humedecida los largos pelos de sus sobacos resudados, se sirve un vodka ante el espejo, se rasca la barbilla encanecida. Eructa.
Cena cualquier cosa del congelador medio vacío, en el comedor medio vacío de su casa vacía. En la que vive solo con su madre. Enciende el ordenador y, mientras se conecta, se convence a si mismo de que ha sido un gran día, de que es un triunfador, de que es amado, de que todos le aprecian y le admiran. Entra en la página de pago del servidor tailandés, se saca el rabo. Mañana tendrá nuevos consejos que regalar a los incautos. 

7 comentarios:

  1. Yo una vez también fui un incauto, adorador de la cultura que emanaba un gran arquitecto. A los pocos meses me di cuenta de su incapacidad emocional, de su imposibilidad de afrontar los problemas y la sumisión de la cohorte que lo seguía y defendía cualquier cosa que dijera, aunque fuera la mayor de las soplapolleces. Ah!, y por cierto, cuando cagaba no tiraba de la cadena, pero el que entraba después escondía ese acto tirando el, limpiando el frenazo en la taza y callando.

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  2. Genial, a eso me refería.
    El que da más consejos, el que parece más razonable, el que parece que sabe que hacer siempre ( con tus problemas, no con los suyos) el que parece que perdona la vida a los demás, suele tener un muerto muy hediondo en el armario.

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  3. Me ha hecho recordar un libro de Manuel Vicent que me aconsejaron hace mucho tiempo y que se titula Ángeles o neófitos.

    Me gustan estas historias cortas tuyas. Siga usted escribiendo para que los demaś podamos seguir leyendo.
    Y a los perdonavidas, que les den :)

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  4. Muchas gracias hécuba, yo escribo y, a cambio, ustedes comentan. Los perdonavidas tienen el pito corto :D

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  5. Y encima no saben usarlo y si son chicas, pues... tampoco :D

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  6. vaya, pues habrá que mostrarse como un no-perdona vidas,que uno quiere mantener su ciber-appeal :P

    Supongo que es muy fácil ver la vida como algo ajeno que no nos compromete en absoluto. Claro que estos tipos que no tienen ninguna empatía con la vida probablemente estén muertos, por mucho que sigan engordando sus culos. No deberíamos ver muertos.

    Besos!

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  7. Lo del cyber appeal es tremendo. Te lo robo ;)

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