sábado, 16 de enero de 2010

Voyeur


Miramos lo que nos gusta, lo que deseamos, lo que queremos poseer; no perdemos tiempo en lo que nos molesta, nos desagrada...en lo que odiamos...tal vez en lo que odiamos sí. Pero por qué odiamos, por qué odiar.

Observamos lo que deseamos, a lo que nos queremos parecer, con lo que nos queremos mimetizar, aunque sea en secreto, en secreto aún más. El secreto lo agranda todo, lo hace más brillante, en el bolsillo, escondido en nuestro bolsillo, sólo nuestro, sólo para mi, brillante, bonito, te lo podría enseñar, pero es sólo para mi. 

Te poseo, y no lo sabes, o lo sabes y lo disfrazo de interés humano, pero es deseo, de lo que brilla, de lo que se sale, de lo que me quiero comer.

Y a veces, muy pocas veces, miramos lo que nos llega, esos lugares tibios y aterciopelados que podríamos haber construido nosotros mismos, con nuestras manos, dónde nos apetece estar aunque nunca vayan a ser nuestros. Pero, para eso, para mirar y ver a quien miras, para mirar en vez de ver y dejar de ver tan solo nuestro reflejo enfermo y distorsionado, para eso hay, primero, que ser persona. Y ser persona es algo que muy poca gente se permite. Ser. 

Foto Burla Jacket


 

5 comentarios:

  1. No sé...hay gente a la que parece que le gusta mirar y observar aquello que no le gusta.

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  2. No.

    Verás para ti o para mi, que somos personas ( huelga decir además normales,¿no?), obeservar es compartir y disfrutar de lo que nos gusta, aunque tenga que ser necsariamente de lejos y sabiéndonos ajenas a lo que deseamos. Por inalcanzable, por inapropiado, porque a veces es mejor así.

    Para otras personas observar en la lejanía es una manera de posesión y cuando el deseo es suficiente, no les basta con observar...entonces tienen que destruir porque se saben inútiles para conquistar por méritos propios lo que desean, o porque, sencillamente, aplastar, dañar, destruir es su manera de amar, de disfrutar y de complacerse.

    Se llaman psicópatas y están escondidos a nuestro alrededor, en el trabajo, entre nuestro amigos, amantes, familia, incluso hijos.
    Una de cada siete personas que te rodean tienen un trastorno de personalidad narcisista, y para ellos amar es sufrir y si no consiguen que sufras no consiguen ningún disfrute. Algunos lo saben, se saben así, otros, los más peligrosos, no. Y son estos últimos los que matan.
    De la manera que sea.

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  3. De repente tiene tanto sentido...

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