domingo, 20 de diciembre de 2009

Just a girl (in the world)




Se me ocurren todas las ideas buenas justo cuando tengo las manos pringadas de algo. Esta mañana ha sido el frasco de Tenn y el estropajo. Me he puesto a frotar la encimera, presa de un ataque de hiperactividad, para terminar cuanto antes y ponerme a escribir. Macizo ha entrado en la cocina, se ha apoyado contra el marco de la puerta y se me ha quedado mirando, apreciativamente. Hace un frío del carajo, llevo dos pares de pantalones de chandal subidos sobre la sudadera estilo cachuli, sin sujetador y con un gorro de lana naranja. Entre eso, las gafas y las sandalias Art con calcetines que uso para estar en casa...

-Nos vamos- ha dicho macizo. Y me he engalanado, pelo rojo, labios rojos. Mi chaqueta de cachemir favorita, mi camiseta de pin-up negra con escotazo. Esto de los escotazos en un descubrimiento nuevo (yo nunca los había llevado), sobre todo si te encuentras con algún imbécil con el que no tienes ganas de hablar. Empieza saludándote y a los dos segundos le tienes prendido de las tetas: Fin de la conversación.Vamos camino de mi vino favorito cuando aparece el susodicho imbécil: Un compañero de curso de alguno de los varios centros a los que mi fracaso escolar (no, perdón. El fracaso no es mío, ¡ja! ) me llevó a visitar entre cerveza y cerveza. Aparece como por ensalmo en el otro extremo de la acera y, aunque nunca fuimos amigos, ni colegas, ni siquiera hablábamos a menudo, se avalanza sobre mi como si se hubiera encontrado con Bruce Springsteen por la calle: -¡Por Dioooossssss! pero, ¿qué es de tu viiiidaaaaaaaaaaa?-

A ver que nos entendamos: Cuando alguien a quien conoces de lejos se te acerca exultante y lo primero que hace es preguntarte por tu vida (que nunca le ha importado una mierda), lo que en realidad quiere es contarte la suya .
No me mira las tetas. Gay seguro. Todo él desprende novedad :Trenca encerada de marca de moda, reluciente y recién salida de la fábrica, gafas de sol de tres cifras, zapatos castellanos, ¿eso que se refleja al sol son unas mechas muy discretas?. Le doy un repaso rápido. No hay nada en él viejo, usado, mínimamente auténtico: Una correa de cuero en el reloj con solera, unas pulseras de hilo, unos vaqueros de esos que te sientan tan bien y te los pones tanto que se acaban fundiendo a tu  cuerpo, como una segunda piel. Absolutamente nada. El personaje este habla y habla con pretendida soltura. De vez en cuando  hace alguna pregunta que yo no me molesto en contestar ni él en escuchar. Pero debajo de toda la palabrería liberal se nota una tensión, un nerviosismo, como una necesidad de ver en mi alguna reacción, de admiración, de envidia a la laaaaaaaaargaaaaaaaaa historia de su vida que me está contando.

Historia de su vida: "-Estudié esto y luego más tarde aquello, un máster muy caro, no te vayas a creer, luego trabajé allí y allá, no, bueno, no me pagaron, claro, eran prácticas, pero estaba a tres despachos de distancia de Fulanito de Tal, ya sabes, ayer mismo salió un reportaje sobre el en la sección de economía, tú, claro, lees la sección de economía,¿no?, luego me compré esto y aquello, viajé a aquí y allá, en bussines te imaginarás, bla,bla,bla,bla,bla-"

¡Caaaaaaaaalla de una puta vez, hombre!. Pero en seguida se me pasan la irritación y el cabreo y empiezo a sentir  una pena. ¿Es eso que me cuenta "vida"?, ¿dónde están los amigos, las experiencias, las vivencias, los amores?, ¿dónde están las cosas que él siente, las que ama, las que quiere?. Y, en un instante el cerebro asperger se pone en funcionamiento y desconecto del mundo y le pongo una voz imaginaria al personaje este, que eso es lo que es el pobre; un personaje. Claro que la voz que mi imaginación escoge para él es más divertida, más sincera y, sobre todo más interesante.

Relato de la vida de un noséqué junior con éxito:

De todos mis amigos, ¿tú?: El único.

De la rabia y la autorreflexión nacen la inspiración y el talento. De la felicidad y canciones a orillas del mar, no. Tan sólo unas buenas almorranas si permaneces demasiado tiempo sentado sobre la arena fría, a la puesta de sol.
Es un riesgo a correr, desde luego, que depende directamente de calidad de la canción escuchada. Me resulta difícil de creer que las tiernas baladas de Isabel Pantoja provoquen problemas circulatorios en los esfínteres anales a nadie. Quizás Pearl Jam ...
Bueno, retornemos donde nos hemos quedado: Sentados en la playa. El sol se pone, la arena húmeda se enfría, mientras suena Pearl Jam desde la radio del coche aparcado en la propia orilla. Descapotable, por supuesto. Verde hierbadoncella. Metalizado.
Sigamos. Hemos pasado el día en la playa haciendo surf, donde hemos sido admirados por nuestra destreza por ellos, comido con los ojos por nuestros esculpidos abdominales por ellas e idolatrado por infantes de ambos sexo por nuestra perfecta imagen de dios playero. Todo un placer.

Y ahora ha llegado el momento de recoger la tabla, meterla en el (pantagruélico) maletero de nuestro coche ensueño, y dar fin al delicioso y relajante fin de semana californiano. Nos montamos en el coche y conducimos por la carretera que nos va alejando del paisaje del marino y, poco a poco, nos acerca a la autopista. Tras hora y media de no mover el pie del acelerador, la retención a diez kilómetros de nuestra salida y por fin, llegamos a casa con dos horas quince minutos de retraso. Ya no queda tiempo para disfrutar de nuestro soberbio apartamento, apenas nos comemos un sándwich frío y a la, eso sí, enorme cama. Toda una isla de sábanas de hilo egipcio sobre un colchón de pelo natural de caballo noruego.

Tras una noche dormida a trompicones (el estrés del lunes ya ha comenzado), un café bebido a la carrera y un largo día de oficina, reuniones que nos roban nuestra hora de comer, pequeñas tretas laborales, humillaciones por parte de nuestros superiores, errores que nos llevarán a repetir una y otra vez el mismo informe. Una hora rápida de gimnasio, los abdominales mandan, y llegar demasiado tarde a nuestra fabulosa casa como para cocinar algo potable.
Lunes, Martes, Miércoles, Jueves. El viernes noche quedamos con una diosa de piel canela y pelo de terciopelo que en medio de la cena nos comenta que la tenemos hasta las tetas por nuestros continuos desplantes y nos planta, no sin antes haber pedido tres de los platos más caros de la carta que apenas si ha tocado. Una llamada de emergencia a esos colegas frikis que nunca nos olvidan para acabar la noche patéticamente borrachos (y solos). Sin mojar. En nuestra enorme isla de hilo egipcio, en nuestro tremendo apartamento.

Y aquí estamos de vuelta en la playa, admirados y envidiados, con un cuerpo de muerte, un kung fu que es el mejor, sin duda es el mejor, un coche de leyenda…una mierda de vida asquerosa. Puto asco de vida, qué asco me da. Por eso te lo vuelvo a decir, estimado rabo, tras esta gayola rápida. De todos mis amigos, tú: El único.


4 comentarios:

  1. ¿Te he dicho alguna vez que me gusta como escribes? Y también que tu blog está adquiriendo una personalidad que me gusta.
    Pues eso.

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  2. Sí, me lo has dicho.
    Sí, puedes repetírmelo otra vez...jajaja.

    Hécuba, guapa! Ains! Gracias :), por pasarte; por comentar; por las palabras bonitas. Qué he tenío un día...Sabes ya que he perdido 150 Euros? :S
    Así que he entrado y he leido tu coment y...en fin.

    Musus mil!

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  3. Pues yo estoy totalmente de acuerdo con Hécuba.
    Enganchas niña.

    Y aún tengo alguna entrada más para calzarme cuando vuelva.

    Cada día me gusta más la gente que me encuentro en los blogs, nada que ver con la insulsez de ese encuentro tuyo en plena calle.

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  4. Pues eso me pasa a mi con vosotras dos, Fiebre, guapa. Y aquí estamos en sesión de rascarnos las barrigas, jajaja.

    Musus mil.

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